En la alcaldía de Tláhuac, CDMX, existe un tesoro vivo que pocas personas conocen en profundidad: la chinampería.
Este sistema agrícola ancestral, que data de tiempos prehispánicos, no solo es un legado de sabiduría y adaptación, sino también un bello entorno natural pletórico de vida.
La chinampa es un ecosistema vibrante donde las aguas de los canales nutren la vida vegetal y animal de forma equilibrada, ofreciendo alimentos a la humanidad, además de ser un extraordinario refugio para diversas especies de fauna y flora.
En sus aguas habitan los ajolotes, las carpas, los patos y las garzas; mientras que en sus bordes crecen los ahuejotes, que son estos árboles maravillosos que protegen las chinampas del viento y la erosión.
Algo que pocos saben es que aún hoy en día, el sistema de la chinampería en la Ciudad de México es uno de los pulmones verdes más importante en esta megalópolis, lo que ayuda a mejorar la calidad del aire, ayudando así a combatir el cambio climático.
Sin embargo, este equilibrio es delicado, pues la expansión urbana, la contaminación y el mal uso de la tierra y el agua están poniendo en riesgo este patrimonio único.
Es importante hacer conciencia al tenor de que este ecosistema, legado ancestral, va más allá de lo que vemos.
Por eso, hoy más que nunca, cuidar la chinampa es cuidar el alma misma de la tierra y el agua, y al hacerlo, también protegemos nuestro futuro, por lo que es vital que todos nos unamos para protegerlo.
¿Qué podemos hacer?
1. Evitar la contaminación de los canales.
No tirar basura ni sustancias químicas en el agua es esencial para la salud de todo el ecosistema.
2. Respetar la fauna y flora.
No debemos dañar a las especies que habitan en la zona, pues cada una cumple un papel importante en el equilibrio natural.
3. Apoyar a los agricultores locales.
Comprar productos cultivados en las chinampas fortalece la economía local y fomenta prácticas agrícolas sostenibles.
4. Promover el turismo responsable.
Si visitas la chinampería, hazlo de forma consciente, respetando el entorno y aprendiendo de su historia y cultura.
Cuidar la chinampa es una responsabilidad de todos, no solo de los agricultores o habitantes locales y, al hacerlo, no solo preservamos una joya cultural, sino que también protegemos uno de los últimos ecosistemas vivos de nuestra ciudad.
Sigamos disfrutando de su belleza, pero también contribuyamos a su conservación, para que las futuras generaciones puedan conocer y disfrutar este patrimonio tan especial.
Los Tulares del Abuelo te invita a conectarte con la naturaleza y a ser parte de este esfuerzo.
Juntos, podemos hacer la diferencia.
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